El envío de mi folleto “Apuntes históricos de Arequipa Católica, La Roma del Perú” a Mons. Fernando Vargas, provocó esta carta entrañable por parte del Prelado, en ese momento, arzobispo emérito de Arequipa. Abunda en detalles y pormenores históricos, en los que destaca su audacia y celo pastorales y el tierno amor por la Mamita de Chapi.
Sr. J.A.B.R
17 de noviembre de 1998
Querido José Antonio[1]:
La salida de la Virgen de Chapi por primera y única vez de su santuario para visitar Arequipa, pasando por todos los pueblos de la ruta con motivo del Año Mariano y por la terrible sequía que asolaba a Arequipa, el año 1983.
Parte importante la tuvo el P. Beneito y un laico cursillista que acompañó al P. Beneito, hoy en el Cusco, Dante Zegarra.
La Virgen salió, no sin resistencia de la gente del Santuario. Lo había visto en sueños y determiné traerla contra viento y marea. En el primer pueblo que se siente dueños de Chapi, Polobaya demagógicamente secuestraron prácticamente a la gente reunida en la plaza y la encerraron en la Iglesia pues les hicieron creer que la traía para llevarla a Roma. Esa misma noche vino desde el pueblo el P. Beneito y su acompañante, me sacaron de una reunión de Cursillos y fuimos al Canal de Continental y me pasaron el video de todo el jaleo que se armó y de la decisión del pueblo de no dejarla salir. Ahí mismo llamé al general Dávila de la Guardia Civil y vino para ver el video y determinamos salir a las 5 a.m. en un carro de la Guardia Civil. Por supuesto, que antes de entrar en el pueblo me puse mi vestimenta de Obispo y entramos. No nos dejaban entrar en la Iglesia donde estaba encerrada la Santísima Virgen, entramos rezamos, les eché una arenga con todo el fuego de mi alma, lloraron, pero no se ablandaban pues había agitadores, entre ellos el alcalde comunista.
Salimos a la Plaza y hubo arengas por ambas partes al pueblo. Tomé el micro y no sé de dónde saqué fuerzas y venciendo todo miedo logré que cedieran. Tuvimos que firmar unas actas con mil promesas. Encontré una camioneta y el dueño feliz de cederla para llevarla a la Virgen Pk Up la colocamos y con custodia policial la sacamos entre llanos de la gente, como si no volviesen a ver a la Virgen. No respiré hasta salir de los límites del pueblo y entrar en la jurisdicción de Pocsi. Ahí salieron de rodillas para dar alcance a la Santísima Virgen y en la entrada misma del Pueblo sacaron las principales imágenes para recibir a la Virgen. Todo el viaje fue un Jubileo, hasta los pastores acercaban sus rebaños al borde del camino a fin de que al pasar la Virgen los bendijera. En Pocsi hubo su pequeño problema, pues la promesa era que la primera noche durmiese ahí la Virgen. No nos podíamos retrasar en el programa y les prometí que volvería la Virgen, se quedaría un día y una noche con ellos, como fue en realidad. De allí a Mollebaya, Characato, en donde salió la Santísima Virgen con todas sus galas, luego Sabandía, a donde apenas puede llegar por el gentío y luego al día siguiente a Paucarpata, en donde la multitud era incontrolable. Al día siguiente saldría para Arequipa. Era el 3 de diciembre. Partió la Santísima Virgen, entró en el Hipódromo donde se reunieron parroquias y pueblos del sector para partir de ahí y llegar a mediodía a Arequipa. A partir de ahí el controlador del tiempo era el Sr. Darío Porcella. Ya la Virgen estaba con su sombrerito de aldeana, ideal del P. Alberto Clavell.
El recibimiento oficial de la Santísima Virgen fue en el Canal Continental. Ahí estábamos Arzobispo, Cabildo, Religiosos y Religiosas y muchos laicos del Consejo de Laicos y de instituciones piadosas. La multitud que llegó con la Virgen era incalculable y otro tanto esperaba en el canal.
Después del saludo oficial y la oración correspondiente, una niñita del colegio María Auxiliadora la saludó pidiéndole con voz suplicante: “Agüita, Mamita, danos agüita”. Conmovió a todos los presentes. El P. Francisco Peña lo recuerda mucho y lo cuenta. Nunca se ha visto en Arequipa una multitud tan grande. Azoteas y balcones llenos de gente pero llorando y orando. En la Plaza España esperaba la Santísima Virgen, el Señor de la Caridad, patrono de la ciudad; fuera de los múltiples homenajes. Llegar a la plaza fue impresionante. La multitud se movía compacta, llegar al atrio de la Catedral fue obra de romanos. En la Alcaldía le impusieron la medalla de la ciudad y poco más allá se le impuso ya la corona. Hubo que decir misa y la plaza nunca se ha visto igual. Los Padres no podían avanzar para dar la comunión. Imposible. En la Catedral estuvo ocho días y cada ´día era para una entidad especial, pero la gente todos los días estaba desde las 5 de la mañana esperando que abrieran. Pese a la multitud que se reunía no hubo ningún accidente grave.
El domingo antes de volver al santuario que fue el lunes siguiente se le sacó afuera rodeada de azucenas. Ahí todas las fuerzas armadas y policiales la condecoraron con la medalla correspondiente.
El lunes en procesión al Estadio de donde saldría en helicóptero. El Estadio estuvo a tope y al salir el helicóptero la despidieron con espejos desde las calles, balcones y azoteas. Después de bajar en ciertos lugares -creo que dos- llegó Pocsi adonde se dejó a la Virgen a fin de que ellos se encargaran de llevarla hasta Chapi.
Me he extendido mucho en esto porque creo que ha sido la manifestación religiosa en Arequipa de todos los tiempos y creo que en una crónica religiosa de Arequipa no se puede ignorar. […]
Un abrazo y hasta que nos veamos
+Mons. Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio
Arzobispo Emérito de Arequipa
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