Carta de Aurora: ¡¡¡ Verdaderamente ha Resuscitado!!!

Les reenvío un correo de Aurora, no sé a quien se lo envió, si ya lo han recibido tengan paciencia. Me parece que es bonito leer esta experiencia tan concreta y tocante que ella nos cuenta. A mí me ha hecho bien leer, espero que así sea también para uds. nuestros/as amigos/as y colaboradores. Hacer nuestros los sufrimientos y problemas de los demás hace que veamos más pequeñas nuestras dificultades y preocupaciones. Saludos. Teresita Zenere _________________________________________________________________ "Ha Resuscitado de verdad y estamos alegres".    Que el Senor resuscitado haga arder nuestro corazòn como hizo arder los corazones de los discìpulos de Emaus, cuando lo reconocieron al partir el pan. Estoy muy contenta y agradecida con Dios por la oportunidad que me ha dado en la cuaresma y durante estos dìas de Pascua. Celebramos todos los viernes de cuaresma el viacrucis con los niños y algunos del personal, participaron también familiares de los niños que asisten diariamente a nuestras actividades. El viernes Santo celebramos el viacrucis por las calles de nuestro barrio, como el ano pasado. Este ano participaron también las diferentes congregaciones religiosas presentes en la parroquia y el diàcono estuvo con nosotros para dirigir el viacrucis, asì también mucha gente de la parroquia. Fue de verdad una maravillosa experiencia. La noche del sàbado participé a la Eucaristìa que iniciò con un rito bautismal para los ninos pequenitos y también los Catecumenos, luego la bendiciòn del agua y del fuego y toda la liturgia correspondiente. Los cantos tanto en francés como en "Ehondo" eran maravillosos.  Aquì ser parte de una coral es una gran responsabilidad porque deben comprometerse a educar la voz y participar a todos los ensayos. La celebraciòn comenzò a las 7:30 p.m. y terminò a las 11:50 p.m. El Senor Resuscitado me ha hecho un regalo muy grande: cuando llegue a Cameroun, mi primer servicio fue visitar a una familia muy pobre, donde todos son enfermos psiquiatricos,  (la bisabuela, la abuela que se llamaba Filomena, Willian, minusvàlido, Diodoné vagabundo y los chiquillos: Marìa José, Irene y el pequeno Daniel, de casi cuatro años, pero con una desnutriciòn que parece tener 2). Filomena habìa perdido totalmente la mente cuando dio a luz su primer hijo y se vio abandonada por el papà del niño. Los primeros 3 meses con Clarisse, miembro del equipo de Servicio Social de nuestro Centro de Salud, íbamos manana y tarde a darle las medicinas (mi turno era todas las tardes durante la semana y el domingo a todas horas). Primero la tenìan atada a la pata de la cama con una cadena que le reventaba la pierna en llagas y eso me hacìa sufrir mucho, finalmente logré que la soltaran, pero cuando dejaban la puerta abierta escapaba a buscar comida, porque nunca se saciaba y la pobreza en aquella casa era y es increìble. A veces regresaba 2 o tres dìas después sucia y cansada, pero siempre con algo para comer (tomates, papas, bananos..). Cada dìa Filomena adelgazaba màs, ya era solo piel y huesos. Ultimamente empeorò mucho se llenò de enormes llagas en los pies que le supuraban, era algo impresionante. Le hicimos el examen del SIDA, resultò positiva y en fase terminal. Yo no lo esperaba, le pedì al Señor que nos iluminara: ¿cómo decirlo a su mamà anciana y mal de la cabeza? como proteger los chiquillos que viven en casa?... Pero pedì al Señor la gracia de verla morir en la casa... El lunes vino por sus pies a la curaciòn, pero la vi muy mal, el miércoles la esperé y no la trajeron, me dijeron que estaba muy mal, en cuanto pude dejé la oficina da la administraciòn, donde estoy dando un servicio desde finales del 2010, y me fui a su casa. Estaba en la cama inconciente, la habìan lavado y vestido, su cama por primera vez estaba impecable. A pesar de verla asì no creìa que estaba al borde de la muerte. Hicimos una oraciòn, pedimos la misericordia de Dios, pues ella habìa sufrido mucho a lo largo de su vida y la encomendé en las manos amorosas de Jesùs y Marìa. Regresé a la oficina y 20 minutos después vinieron a decirme que habìa muerto. Todavìa me parece que no es cierto. Dios me concediò la gracia de verla morir dignamente. Ahora Filomena ya no sufre, la pienso gloriosa en el cielo cantando y danzando de alegrìa como cuando yo les llevaba comida.  Es asì nuestra vida en la misiòn, tantas veces nos sentimos impotentes, pero tantas otras vemos claramente la mano poderosa de Dios que nos abraza con su amor misericordioso. Hoy la sacaron de la morgue y la trajeron a la parroquia para celebrar la misa, luego la pasaron a la casa y de ahì la llevaron al pueblito donde nacieron sus ancestros,  porque la tradiciòn dice que si no la llevan a enterrar allà, el alma queda penando en el espacio. La misa fue muy sencilla, pero me gustò mucho la intimidad y pobreza, como pobre viviò y muriò Filomena. Esta noche serà el rito en el pueblito y mañana serà el entierro.  Yo lo he sentido mucho, era para mí como parte de mi familia, pues vivì junto a ella sus sufrimientos y amarguras, aunque si ella la mayor parte del tiempo no estaba consciente de la realidad, solo cuando no tenìan nada para comer se desesperaba. Ahora descanza en PAZ.  Un abrazo. Aurora.