MARÍA ELENA CUSTODIO VERA, OBLATA DE MARÍA INMACULADA (1977-2019). LA VIDA PLENA Y SENCILLA DE UNA CONSAGRADA SEGLAR
María Elena Custodio Vera nació el día de la fiesta del apóstol Santiago, 25 de Julio de 1975, en Lima. Fueron sus padres Emilio Custodio Casiano (+ 4 de Julio de 2016) y Rosa Elena Vera Arias. Tuvo dos hermanos: Amelia Isabel y Julio César. Recibió la gracia bautismal en junio de 1977, en la parroquia Santa Catalina de Laburé de Villa María del Triunfo y su primera comunión el día 08/12/1986 en la capilla Santa Rosa de Villa María del Triunfo
Los estudios primarios los cursó en la Institución Educativa N° 6022" La inmaculada" Distrito Villa María del Triunfo, y los de Secundaria: Institución Educativa "Juana Alarco de Dammert" Distrito Miraflores.
El bachiller y licenciatura los realizó en la Universidad Católica Sedes Sapientiae, en la especialidad de Educación Secundaria: Filosofía y Religión. Tuve el honor de ser su profesor de Historia de la Iglesia y puedo dar fe de su aplicación, sencillez, cordialidad, compañerismo. En esta misma casa de estudios se diplomó en el postgrado de "Doctrina Social de la Iglesia" y en el 2010 siguió algunos cursos de la segunda especialidad en Psicología en la Facultad de Ciencias de la Salud. – 2008
Se inscribió en el Colegio de Profesores del Perú CPP Nº 0110088283 Región Lima Metropolitana
Desde muy joven sintió el llamado a la vida consagrada y llegó a ingresar como religiosa de clausura en las Madres Franciscanas.
De igual modo, fue aspirante a la vida Misionera en la comunidad Villa regia en la Parroquia de la Trinidad Año 1990 al 1993.
Afanosa en la catequesis de niños y jóvenes, fue responsable de uno de los grupos de catequesis de bautismo en la Parroquia "La Trinidad" Mariano Melgar – Villa María del Triunfo en la Capilla "Santa Rosa" Jardín II Zona del 2000 al 2001. Agente de pastoral de adultos en esta misma capilla del 2006 al 2011
En la pastoral educativa conformó el equipo en la Parroquia "Santa Catalina de Laburé" – Villa María del Triunfo, junto al Párroco Padre Edgardo Colichon Vega "Misioneros Vicentinos", en el 2006.
Desde el 2002, gracias a la Resolución Directoral U.G.E.L. 01 Nº 4112 que le habilitó como Docente de Educación Religiosa – Ugel Nº 01 – S.J.M ejerció la docencia de enseñanza religiosa en varios colegios.
Por fin ingresó al Instituto Secular Oblatas Misioneras de la Virgen Inmaculada en la que cumplió a cabalidad el deseo de entrega en santidad y apostolado. Integró con la mayor servicialidad su tarea de secretaria del equipo coordinador de la FENIS durante varios años, participando en casi todas las actividades.
Su dolorosa enfermedad ha servido para evidenciar el temple de su carácter y la belleza de su alma, como nos comparte al final la directora de su Instituto.
Por fin, un 6 de septiembre del 2019, cerca de la fiesta de la Natividad de Santa María, se despidió de este mundo, con la gallardía y humildad con la que vivió, sin ruido, en silencio, como la vela que iba consumiendo para darnos luz y calor. Gracias, María, tu testimonio servirá de estímulo para nuestro compromiso. ¡Que goces del Amado como tantas veces nos manifestaste con tu perenne sonrisa!
J. A. Benito
Mensaje de la directora de su Instituto las Oblatas Misioneras de María Inmaculada
Ingresó en el Instituto el 8 de marzo 2007. Realizó sus primeros votos el 15 de agosto del 2012. Su estabilidad en el Instituto fue el 15 de agosto del 2014.
María durante el periodo de su formación manifestó una profunda responsabilidad en todos sus compromisos asumidos con nuestro Instituto. Su vida fue embellecida por diversos dones que nuestro Dios le otorgó: siempre disponible, servicial, muy atenta a los hermanos, acogedora, generosa con los otros y austera y sacrificada con ella misma.
Mujer positiva, incapaz de quejarse o criticar, María vivió nuestro carisma con una total disponibilidad a la voluntad de Dios para vivir el servicio con la ayuda de María y nuestra misión: "Manifestar el amor incondicional a toda persona en nuestra realidad cotidiana"
Personalmente tuve el privilegio de compartir con ella durante su corta vida Oblata. En reiteradas oportunidades le manifesté que aprendía mucho de ella, pues irradiaba mucha paz interior y su corazón humilde que, sin pretenderlo, producía admiración en aquellos que la conocían. Todas estas actitudes le favorecieron y le permitieron alcanzar la capacidad de moldear su vida a la espiritualidad de las oblatas de María Inmaculada particularmente la presencia de Dios, fue artesana de paz, irradió fidelidad y felicidad en medio de la adversidad.
María Elena es una de las oblatas que a tan corta edad vivió una plena consagración en medio del mundo nos precedió en el camino al cielo, como hemos lamentado su partida, no ha sido fácil dejarla ir a la casa del Padre, pero no dudamos que está en el cielo gozando de la presencia de Dios y de nuestra madre María a quien ella imitó con fidelidad.
A los miembros de la FENIS, deseo agradecerles por tantas muestras de cariño y por su gran apoyo a través de la oración.
El día de ayer le dimos el adiós final a nuestra querida María. La verdad que fue increíble y emocionante ver desfilar durante todo el día a hombres, mujeres, jóvenes, ancianos y niños que se despedían de ella, en un clima de constante oración y describieron perfectamente a María Elena que había incorporado tan fielmente en su vida a María de Nazaret. Los asistentes decían que María era humilde, sencilla, servicial, discreta, amable, comprometida con su parroquia y su comunidad.
María ha sido un testimonio de vida, ni siquiera su enfermedad le impidió realizar su apostolado en su parroquia, seguir trabajando de manera normal, no uso su enfermedad para faltar a su trabajo o compromisos parroquiales, fue impresionante percibir el inmenso cariño y dolor que sus amigos le tributaron. No me imaginaba que María, nuestra sencilla oblata tuviera tantos amigos, que fraternalmente la despedían.
Se celebró una misa de cuerpo presente antes de dirigirnos al cementerio, el padre la conocía desde que era niña, fue una bella celebración y me pidió de hacer la monición de entrada por María, para mí fue algo muy difícil y bajo esas circunstancias.
Su mamá, hermana, hermano y sus tres sobrinos sacando una fortaleza increíble, para acoger a tantas personas.
No dudo de la santidad de María, escuché de muchas personas que, en la hora de su muerte, la habían visto en sueños y otras que afirmaban que María se había despedido de ellas. Todavía tengo un nudo en el corazón, me cuesta dejarla partir.
María estuvo muy comprometida con la FENIS, hizo grandes amigos(as). Personalmente me siento profundamente agradecida por todo el cariño y el apoyo que constantemente le brindaron.
Siempre admiré en María su capacidad para irradiar nuestra espiritualidad, viviendo en su medio la presencia de Dios, el ser de servicio y la ausencia de crítica y queja inútil. Nos asombra como una persona tan frágil y menuda como María pudo tener tanta fortaleza y valentía para enfrentar esta difícil enfermedad, ni siquiera al final de su vida tomó alguna medicina para el dolor, y dejó este mundo como un ángel; para mí fue el milagro más grande que Dios le concedió.
Me sigo uniendo a sus oraciones y nuevamente les reitero mi gran cariño y gratitud por todas ustedes.
Muchas bendiciones.
Fraternalmente.
Flor Angélica Acuña Ríos
Oblata Misionera de María Inmaculada
Fotos con las Voluntarias de Dios, grupo agregado a las OMMI
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