CUANDO EL CIELO LLEGA AL SUELO o el IMPACTO DE LA LITURGIA
Lo sabemos, pero el Señor permite que lo experimentemos y gocemos de un modo especial. Y a mí me tocó ayer, domingo 19 de octubre del 2014, cuando celebrábamos la misa en el marco del Retiro de la FENIS, en el ISET "Juan XXIII" y presidía el P. Víctor Lívori, delegado de las OMP en el Perú. Había colocado en el altar una preciada reliquia con la sangre de San Juan Pablo II y ofrecíamos la Eucaristía por los misioneros. Fue cuando el Padre Víctor anunció que iba a leer el "Prefacio III dominical del tiempo ordinario (El hombre salvado por un hombre)"
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino haber previsto el remedio en la misma debilidad humana, y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él los ángeles te cantan con júbilo eterno, y nosotros nos unimos a sus voces cantando humildemente tu alabanza.
Sentí lo que había leído en los filósofos fenomenólogos de la esperanza, que hasta en el estiércol puede brotar la flor, que cuando somos débiles entonces somos fuertes. Y recordé el entrañable momento del grupo "Brotes de Olivos" en Lima cuando convirtió el polideportivo en oración cantando todos "en mi debilidad me haces fuertes" https://www.youtube.com/watch?v=exV7J7FOWwE (12 de abril 2014).
Y sentí que en la debilidad del negro Angola y su pintura en el muro de Pachacamilla, el Señor de los Milagros daba fuerza al Perú pregonando por las calles la misericordia salvadora de nuestro Dios humanado. Gracias, Señor, que todos experimenten esta gracia y que lo viva el mundo entero.
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