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TESTIMONIO de MONSEÑOR SALVADOR PIÑEIRO, ARZOBISPO DE AYACUCHO Y NUEVO PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA
El Jubileo en el lenguaje bíblico es una experiencia para recordar los testimonios el trabajo del ayer pero también para celebrar el gozo, la alegría de ese mensaje de esa experiencia vivida y también seguir nuevos programas, nuevas tareas.
Estos días en Madrid se recuerdan diez años de la partida para el cielo del Padre Morales y por eso de distintos lugares llegan a reflexionar de su mensaje y llenarnos de su espíritu para seguir llevando ese Evangelio de amor y de verdad a un mundo que se acostumbra a los enfrentamientos y odios que quiere más las dudas y las mentiras.
Hubiera querido estar con ustedes muy de cerca para orar ante la tumba del Padre Tomás, profundizar el legado espiritual a la Iglesia y acompañarlos en las diversas actividades; pero la reunión que tenemos los obispos castrenses de América la han señalado en estos días en la ciudad de Río de Janeiro y recibí el encargo de ser el Coordinador de esa jornada, por eso difícil llegar a Madrid, pero mi corazón está muy cerca de ustedes con mi plegaria y amistad.
El Padre Tomás es un testigo de la vida del espíritu. No se perdió en ese horizontalismo materialista sino se fió de Jesús y todas las obras que realizó para que lo conozcan al Señor y lleguemos al Padre en Iglesia construyendo un mundo de justicia y paz.
En el Perú agradecemos su cariño, su presencia, pues fue el lugar adonde llegaron por vez primera desde la España misionera cruzados y cruzadas gracias a la invitación del gran obispo jesuita, Monseñor Antonio Hornedo, connovicio suyo que cuidó de dos iglesias en el Perú en las zonas más pobres y lejanas.
En mis años de seminario conviví con mi dilecto condiscípulo Ramón Alonso. Conocíamos el trabajo de tan insigne fundador y fue hace 10 años, en un viaje a España quería saludar al Santo Sacerdote Tomás quien estaba postrado por la fractura del fémur. Llegué a la Casa de los cruzadas de Benito Gutiérrez; le entrego el saludo del Sr. Arzobispo de Lima, Monseñor Augusto Vargas Alzamora, pues en ese entonces yo era el Vicario General del Arzobispo; le agradezco su preocupación por la Iglesia en el Perú y después de un diálogo llego de gozo espiritual le pido la bendición Y él me pone como condición que yo le dé primero la mía. Con temor tuve que cumplir ese encargo para recibir la bendición de un santo. Este recuerdo está grabado en mi corazón sacerdotal y por ello encomiendo mi ministerio episcopal a aquél maestro de la vida espiritual que sabe de las fatigas de los pastores. Pido la bendición del Señor para todos los que participan en esas comunidades para seguir anunciando la el evangelio de la santidad y muchos jóvenes sigan el camino que el Padre Morales nos descubrió con su profunda experiencia de fe y las fecundas obras de apostolado.
Lima 27 de septiembre del 2004, para el Congreso Internacional Padre Tomás Morales
(Testimonio recogido por José Antonio Benito y leído en el Congreso)
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