lunes, 21 de julio de 2014

LOS CONSAGRADOS SECULARES, EVANGELIZADORES EN EL MUNDO DE HOY, Lucy Flores

LOS CONSAGRADOS SECULARES, EVANGELIZADORES EN EL MUNDO DE HOY

 

Lucy Flores, CISAL, Lima

 

                                                Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena

  Nueva a  toda la creación.

                                                                         El que crea y sea bautizado se salvará; el que no

                                                                         crea se condenará" (Mc. 16, 15-16)

 

 

PADRES DE LA IGLESIA – RESALTAN LA IMPORTANCIA DE LA MISION

 

*      Motu Proprio Primo Feliciter - PÍO XII, 12 de marzo de 1948

 

El Espíritu Santo, que recrea y renueva incesantemente la faz de la tierra desolada y afeada por tantos y tan grandes males, ha llamado a sí, con una gran y especial gracia, a muchos queridísimos hijos e hijas, a quienes amantísimamente bendecimos en el Señor, para que, reunidos y ordenados en los Institutos Seculares, sean la sal del mundo insulso y tenebroso, del cual no son y en el cual, por disposición divina, tienen que permanecer.

 

*      Discurso en el XXV Aniversario de la PROVIDA MATER ECCLESIA -  PABLO VI

 

Hoy, cuando la humanidad se encuentra en una encrucijada de su historia. Está surgiendo un mundo nuevo; los hombres andan a la búsqueda de nuevas formas de pensamiento y de acción que determinarán su vida en los siglos venideros. El mundo cree que se basta a sí mismo, que no necesita ni la gracia divina, ni la Iglesia para construirse y para expandirse, se ha formado un trágico divorcio entre la fe y la vida, entre el progreso técnico-científico y crecimiento de la fe en Dios vivo.

 

*      Discurso al Simposio Internacional en el 50º aniversario

                de Provida Mater Ecclesia S. S. Juan Pablo II, 3 de febrero de 1997

 

La Iglesia espera hoy hombres y mujeres que sean capaces de dar un testimonio renovado del Evangelio y de sus exigencias radicales, estando dentro de la condición existencial de la mayoría de las personas.

 

*      Discurso con motivo del 60º Aniversario de la PROVIDA MATER ECCLESIA
BENEDICTO XVI, 3 de febrero de 2007

 

Anunciad la belleza de Dios y de su creación. A ejemplo de Cristo, sed obedientes por amor, hombres y mujeres de mansedumbre y misericordia, capaces de recorrer los caminos del mundo haciendo sólo el bien. En el centro de vuestra vida poned las Bienaventuranzas, contradiciendo la lógica humana, para manifestar una confianza incondicional en Dios, que quiere que el hombre sea feliz.

 

 

 

 

 

 

*      Discurso del Papa Francisco  a la Asamblea de la Conferencia Italiana

                de Institutos Seculares  Roma, 10 mayo 2014

 

Deseo que conservéis siempre esta actitud de ir más allá, no solamente más allá, sino más allá y más en medio, allí donde se juega todo: la política, la economía, la educación, la familia.  Allí Tl ves es posible que tengáis la tentación de pensar: "¿Pero qué puedo hacer yo? Cuando venga esta tentación, recordad que es el Señor que nos ha hablado del grano de trigo. Y vuestra vida es como el grano de trigo….

 

Cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes,

 recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí,

en Jerusalén, en toda la región de Judea y Samaria,

y hasta en las partes más lejanas de la tierra"  (Hechos 1, 8)

 

Cristo nos manda a ser sus testigos hasta los últimos rincones de la tierra. Hemos de anunciar su Buena Nueva a todas las personas, en todas partes y en todo momento. Después de que Cristo promete a los discípulos que el Espíritu Santo descenderá sobre ellos, asciende al cielo.

 

Los discípulos, en lugar de prestar atención al mandamiento de Cristo de ser sus testigos, se quedan mirando "fijamente al cielo" Se aparecieron  "dos hombres vestidos de blanco", preguntando: "Galileos, ¿qué hacen allí… mirando al cielo?" para que los discípulos comiencen a entender el significado del mandamiento de Cristo (Hechos 1:10-11).

 

*   ¿Con qué frecuencia no nos damos cuenta de que estamos llamados a ser testigos de Cristo ante el mundo de hoy?

 

*   ¿Nos damos cuenta de que nuestro Bautismo, Confirmación y recepción de la Eucaristía nos conceden la gracia que necesitamos para ser discípulos?

 

*   ¿Somos como los discípulos que se quedan mirando al cielo en lugar de invitar a los que nos rodean a experimentar el amor y misericordia de Cristo a través de la Iglesia?

 

*   ¿Con qué frecuencia nos acercamos a nuestros hermanos y hermanas ausentes, invitándolos a unirse a nosotros en la Eucaristía o preguntando por qué ya no se sienten acogidos en la mesa del Señor?

 

Las respuestas a estas preguntas subyacen a la misión evangelizadora de la Iglesia, especialmente en el llamado de la Nueva Evangelización.

La Nueva Evangelización tiene por objeto invitar al hombre y la cultura de los tiempos modernos a una relación con Jesucristo y su Iglesia. La Nueva Evangelización se esfuerza por participar de nuestra cultura y por ayudarnos a inspirarnos en el Evangelio. La Nueva Evangelización llama a todos los católicos primero a ser evangelizados y luego a su vez a evangelizar. Aunque está dirigida a todas las personas, la Nueva Evangelización se centra específicamente en la Vida Consagrada.

 

 

 

 

 

La vida consagrada ha sido fuertemente implicada en este compromiso, desde el punto de vista religioso, sino también cultural. En época moderna, urge la necesidad de revisar esta obra de evangelización, que debe desarrollarse no solo en la vida consagrada, sino también en la vida de todos los cristianos: Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar la misma humanidad:

 "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21,5)

 

San Juan Pablo II en el documento de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Sto Domingo, 1992) tiene presente la realidad de una sociedad y una cultura que, aunque católicas en sus raíces, han perdido rápidamente el modo de vivir de manera concreta la vida cristiana.

 

El Papa emérito Benedicto XVI puso en evidencia algunos aspectos que son comunes en esta tarea: "La diversidad de las situaciones exige un atento discernimiento; hablar de "nueva evangelización" no significa tener que elaborar una única fórmula igual para todas las circunstancias. Y, sin embargo, no es difícil percatarse de que lo que necesitan todas las Iglesias que viven en territorios tradicionalmente cristianos es un renovado impulso misionero de una nueva y generosa apertura al don de la gracia"

 

El Papa Francisco en la Exhortación Apostólica "Evangelii gaudium" (la alegría del Evangelio), manifiesta "El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente"

 

DESAFÍOS EN EL MUNDO ACTUAL

 

 "La humanidad vive un giro histórico (…) Son de alabar los avances que contribuyen al bienestar (…) Pero no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres vive precariamente el día a día (…) El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos"

 

 "La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad"

 

"No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa"

 

 "La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera"

 

 

 

 

 

"La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano"

 

"El afán de poder y de tener no conoce límites"

 

"No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos"

 

EVANGELIZADORES  CON, EN, POR, PARA CRISTO

 

"La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio"  (Papa Francisco)

 

Cuando la persona se dirige a Cristo, como fuente de evangelización, descubre en seguida métodos, gestos y comportamientos nuevos, aptos para evangelizar. Solo el contacto asiduo con Cristo le permite al cristiano llegar a ser un misionero auténtico y valioso en esta nueva era cultural, sabiendo comunicarle los sentimientos mismos de Cristo y revelarle el rostro del Salvador: "Esta riqueza es ante todo Cristo mismo, su persona, porque Él mismo es nuestra salvación. Los hombres de cualquier tiempo y de cualquier cultura podemos, acercándonos a Él  mediante la fe y la incorporación a su Cuerpo, que es la Iglesia, hallar respuesta a esas preguntas, siempre antiguas y siempre nuevas, con las que los hombre afrontan el misterio grabadas en nuestro corazón desde la creación y desde loa herida del pecado"

 

La nueva evangelización inicia con el encuentro que cada persona tiene con Cristo. De esta experiencia espiritual deriva la capacidad para ver, a través de los ojos de Cristo, en qué tipo de mundo vivimos: un mundo laico que vive como si Dios no existiera. Muchas experiencias de abandono de Iglesia católica en el campo misionero se deben a la incapacidad para mirar el mundo de hoy a través de los ojos de Cristo. Hemos reducido algunos sectores de la vida consagrada y del mundo eclesial a una especie de gueto, donde las quejas, la exaltación del pasado y la fuga sistemática frente a la necesidad de  responder a las exigencias del mundo actual han llegado a ser el programa de vida de muchas personas, así como de enteras congregaciones religiosas y también de algunas diócesis europeas.

 

El encuentro personal con la persona de Cristo tiene como inmediata consecuencia un cambio en el estilo de vida. Todo aquel que haya realmente vivido un encuentro personal con Cristo transforma esta experiencia en un estilo de vida radicalmente evangélica. Se vive únicamente por lo que se cree y por lo que se ama. Cuando la fe y el amor están centrados en la persona de Cristo, el estilo de vida debe ser coherente con esta fe y con este amor. Tal radical experiencia de vida cristiana y de vida consagrada secular atrae la mirada de los hombres, que descubren en la vida de estas personas el secreto que guardan en su corazón. Solo después del encuentro con Cristo, sólo después de la profunda experiencia de Dios, nacen iniciativas y proyectos que caracterizan la nueva evangelización.

 

 

 

 

La nueva característica de esta nueva evangelización es la capacidad de ver el mundo como lo ve Cristo. El mundo malvado, el mundo alejado de Dios, se vuelve una invitación, un desafío y, en un acto de amor, es transformado en un campo de trabajo a donde llevar la buena nueva del Evangelio. Si antes el mundo daba miedo infundía temor, ahora en cambio infunde energía y valentía. "Una Evangelización nueva en su ardor supone una fe sólida, una caridad pastoral intensa y una recia fidelidad que, bajo la acción del espíritu genera una mística, un incontenible entusiasmo en la tarea de anunciar el Evangelio.

 

LA RADICALIDAD EVANGELICA SEGÚN EL CARISMA ORIGINARIO

 

Los consagrados podemos imitar a los primeros consagrados buscando de vivir la radicalidad evangélicas según nuestro carisma originario. Resulta que hoy el carisma quizás se ha empeñado por muchas incrustaciones culturales que se han acumulado a lo largo de los siglos y que no nos dejan vivir con frescura dicho carisma. Es necesario como ha pedido el Vaticano II, volver a los orígenes para conocer bien el carisma. No basta conocer sólo la vida del fundador. Es necesario penetrar la forma de vida que ha dejado el fundador y la forma en que esta forma de vida fue percibida y vivida por las primeras generaciones. Del estudio profundo y serio de esta forma podremos hacer las aplicaciones y las adaptaciones necesarias para que nuestro apostolado en la nueva evangelización cobre vigor gracias a la radicalidad con la que viviremos nuestra vida, basado siempre en el Evangelio.

 

Si el carisma es un Evangelio vivido el día de hoy, los consagrados debemos vivir de acuerdo a esa norma de vida que nos ha dejado el carisma. Aquí la palabra cable es "radicalidad". No se trata de hacer un ensayo a vivir más o menos el carisma. Se trata de ver la forma en que el carisma puede aplicarse a cada una de nuestras actividades al cien por ciento. No tengamos temor de ser tildados como fundamentalistas. Más bien nuestro temor debe ser el de no vivir con coherencia el Evangelio en nuestras vidas. Nuestro temor debe ser solo el dejarnos guiar por los criterios del mundo y no por los criterios del Evangelio, como bien lo ha recordado el Papa emérito Benedicto XVI. "En los últimos años se ha comprendido la vida consagrada con un espíritu más evangélico, más eclesial y más apostólico; pero no podemos ignorar que algunas opciones concretas no han presentado al mundo el rostro auténtico y vivificante de Cristo. De hecho la cultura secularizada ha penetrado en la mente y en el corazón de no pocos consagrados, que la entienden como una forma de acceso a la modernidad y una modalidad de acercamiento al mundo contemporáneo.

 

La imitación de Cristo no es simplemente copiar un modelo. Es dejarse conducir por el modelo de vida que Él ha instaurado para encontrar la voluntad de su Padre Dios y llevarla a cumplimiento: "Nada puedo por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió" (Jn 5, 30). Implica por tano el tener una actitud constante de búsqueda de la voluntad del Padre y con mucho amor, ponerla en cumplimiento. Sobre la huella de sus fundadores buscaban en la misión la voluntad de Dios y con mucho amor y una dedicación total, eso es precisamente la radicalidad la llevan a cabo. "Imitar no significa un ideal. Significa dejarse conducir por Otro hacia dónde tu no quisieras ir, dejar que el amor te configure internamente con la Forma que trasciende toda forma, significa por tanto llegar a ser un original y no solo un copia"

 

Ahora en el siglo XXI nosotros podemos también conocer esa voluntad de Dios y ponerla en práctica sin recortes y sin condicionamientos, que son la antítesis de la radicalidad. Nos hemos quizás acostumbrado a vivir una vida consagrada demasiada acartonada, rígida y burocrática en dónde nos hace falta la espontaneidad y la frescura de los primeros consagrados para seguir la voluntad del Padre. Nosotros estamos llamados a testimoniar un Cristo, el Cristo de nuestros fundadores con radicalidad, esto es, con totalidad sin dejarnos llevar por condicionamientos culturales o incluso por nuestras limitaciones personales.

 

Otro aspecto de la radicalidad evangélica es el seguimiento. "El seguimiento supone alguien que camina más adelante y que invita a otros a seguirlo, caminando sobre sus huellas. Como de hecho Jesús lo hace repetidamente en el Evangelio (…) Es una relación central, en cuanto se pone al centro de la vida de los discípulos; nace por el camino, no se nutre tan sólo de bellas palabras o de palabras vanas, sino que imprime un camino efectivo de dirección sobre la propia vida, porque indica huellas muy precisas sobre las que se debe encaminar la propia vida y poner literalmente, el propio pie"

 

Seguir a Cristo con radicalidad es hacer nueva todos los días las palabras del Maestro "Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vaya!". Jesús les respondió: ""Los zorros tiene sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre"". Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios". Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos". Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios" (Lc 9, 57-62).

La radicalidad en el seguimiento de Cristo es más una actitud interior que una postura externa. Cuantos consagrados parecen que han dejado todo, pero siguen apegados a sí mismos, a su manera de seguir a Cristo.

 

Los primeros consagrados se encontraron en tierras nuevas. Allí había que inventarlo todo. Si bien traían sobre sí un bagaje cultural y religioso heredado de sus tierras de origen, supieron desprenderse de él y adaptarlo a las nuevas circunstancias de tiempos y lugares. Supieron seguir a Cristo por nuevos caminos, siendo ellos, paradójicamente quienes inventaban un camino que no conocían, aunque ya trazado desde la eternidad por el Maestro. Y de esa forma siguiendo unas huellas precisas entablaron una relación personal con Cristo que los llevó a evangelizar pueblos y a fundar nuevas culturas.

 

La tarea del consagrado hoy día no es diferente. Los escenarios de la nueva evangelización como la secularización, el mundo de las comunicaciones, la economía, la política, la migración se presentan como tierras ignotas a las que se debe transmitir más que un mensaje, una experiencia de vida, la experiencia de Cristo. Pero ello debe hacerse con radicalidad, sin componendas que diluyan el mensaje de Cristo. Radicalidad en el seguimiento para no anteponer nada al amor de Cristo sin que Él sea el motor de roda la vida. Tal y como reza la regla de San Benito ya la cual muchas órdenes hicieron referencia y de la cual los consagrados de ahora podemos sacar mucho beneficio para nuestra misión en la nueva evangelización: "Debe estar atento para ver si el novicio busca verdaderamente a Dios"

 

El tercer aspecto de la radicalidad es la identificación o configuración con los sentimientos de Cristo. "Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús" (Flp 2,5) Es el núcleo central para vivir con radicalidad el evangelio. De la imitación se pasa al seguimiento para llegar a la configuración. Ya no es la persona misma que vive por sí ni para sí, la persona se debe para Cristo. Dejar de ser él, para convertirse en otro Cristo. "y ya no vivo, sino que Cristo viven en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí" (Gal 2, 20) Verdad teológica que expresó Santa Teresa de Jesús: "Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí después que muero de amor; porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di puse en él este letrero: que muero porque no muero"

 

La radicalidad debe llevar a la persona consagrada a una identidad total con Cristo, es decir con la Persona de la que se ha hecho el centro de la vida. No se trata de un despojo despersonalizador, sino la de recoger precisamente todas las energías y capacidades de la persona, todo su ser, y aplicarlo para imitar y seguir a Cristo. Cada aspecto de la persona se pone al servicio de Cristo. La persona consagrada sigue siendo ella misma, pero para el servicio de Cristo. Su pensar, su vivir y su actuar, esto es, toda la persona, se ponen en función de Cristo.

 

Cristo pide a los consagrados del tercer milenio ser los nuevos evangelizadores del mundo digital, del mundo secularizado y neo-paganizado. Ser hombres y las mujeres que sepan despojarse de sí mismos para aceptar el reto de la nueva evangelización. La radicalidad evangélica es decir como san Pablo. "No soy yo quien viven en  mí, es Cristo que vive en mí"

 

¿COMO EVANGELIZA LA VIRGEN MARIA?

 

María evangeliza irradiando las virtudes que irradia Jesús. Cristo, por ser Dios, es fuente de todas las virtudes y perfecciones; la Virgen, por ser su Madre y fiel reflejo del plan divino, es espejo de las virtudes de su Hijo. "A Jesús por María", repetimos con frecuencia. Y Jesús es camino para ir al Padre (Jn 14, 6).

 

La Virgen vivió en su existencia terrena el Sermón de las Bienaventuranzas; y podemos decir que es verdadera montaña de ellas, desde la pobreza y humildad evangélicas, pasando por la pureza y el llanto hasta la persecución por el Reino de Dios. María no es sol, porque el sol de la perfección es Cristo; pero es estrella radiante y luminosa. Ella evangeliza a quien se asome al Evangelio. Y, si la miramos con los ojos limpios de la fe, la veremos la más pobre entre los pobres, la más humilde entre los humildes, la más pura entre los castos; virgen de vírgenes, compasiva como nadie, doliente singular, sufrida y oferente como ningún ser creado.

 

Es suficiente y necesario contemplarla con ojos puros de hijo para ver que la Madre es océano de todas las virtudes. No es endiosarla. Es verla como es. Y es lo que es porque Dios la quiso así; sin sentirse menguado en nada por Ella, sino proclamado y pregonado por Ella en su vida y en sus palabras: "Proclama mi alma la grandeza del Señor…" (Lc 1, 46-55).

 

 

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Notas:

 

·         Motu Proprio Primo Feliciter - PÍO XII, 12 de marzo de 1948

·         Discurso en el XXV Aniversario de la PROVIDA MATER ECCLESIA -  PABLO VI

·         Discurso al Simposio Internacional en el 50º aniversario

de Provida Mater Ecclesia S. S. Juan Pablo II, 3 de febrero de 1997

·         Discurso del Papa Francisco  a la Asamblea de la Conferencia Italiana

de Institutos Seculares  Roma, 10 mayo 2014

·         Exhortación Apostólica "Evangelii gaudium" Papa Francisco

·         Ed. Germán Sánchez Griese

·         P. Amadeo Cencini

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