martes, 9 de febrero de 2010

MARIO HIRIART PULIDO (1931-1964)

Agradezco a nuestro amigo Hans Czarkowski que nos ha regalado su obra Camino de Mario. Perfil de un ingeniero civil,, Vallendar, 2007, 128 pp. En esta obra, profusamente ilustrada, se nos presenta una rica documentación acerca de “las más esenciales etapas de la vida del ingeniero chileno Mario Hiriart, un cristiano joven en el mundo del sur de América Latina. Le fascinó el horizonte de la trascendencia en su vida de pocos años de 1931 hasta 1964, un tiempo de 33 años, muy corto para experimentar las dimensiones de Dios en el trabajo, en la naturaleza, ente los seres humanos” (p.9). En la obra se mezclan documentos históricos en lengua alemana, española, portuguesa; entrevistas, relatos de viaje a los lugares vinculados con este ejemplar consagrado secular de los Hermanos de María de Schoenstatt. Les adjunto una síntesis elaborada por su biógrafo y postulador Padre Joaquín Alliende así como otros datos extractados de internet.

MARIO HIRIART PULIDO (1931-1964)

Nació en Santiago de Chile el 23 de julio de 1931 en una familia con principios éticos y de afectuosa armonía, pero no religiosa. Su abuela materna, una tía inválida y su “nana” Teresa le comunicaron la fe y le enseñaron a rezar. Estudió en el colegio de los Hermanos Maristas de Santiago, donde se destacó como buen alumno. En los últimos años de estudio integró un grupo juvenil de Acción Católica, donde comenzó a crecer hacia un catolicismo más activo. El año que comenzaba sus estudios universitarios en la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, impulsado por el capellán de su colegio, formó con algunos amigos el primer grupo de jóvenes del movimiento de Schoenstatt de la capital. Pudo conocer a su fundador, el padre José Kentenich en esos años fundacionales y éste llegó a ser su maestro en el camino de fidelidad al Señor, de amor a la Iglesia y a la Santísima Virgen. Su amor a María lo hizo profundizar su relación con Cristo en la Eucaristía, y encenderse en su entrega por los demás, siendo un brillante estudiante de ingeniería que mereció, al final de su carrera, el premio al mejor alumno de su promoción.
Comprendiendo con dolor que el camino del matrimonio no era para él y estando seguro en un buen puesto en la Corporación de Fomento de la Producción, decidió seguir el llamado del Señor a ser un santo laico; a dedicarse exclusivamente a servirlo, pero siendo un hombre más en medio del mundo, haciendo lo ordinario extraordinariamente. Con este fin partió a Sta. María, Brasil, a hacer su noviciado en el Instituto Secular de los Hermanos de María. Allí sirvió a jóvenes obreros en una escuela técnica y viajó por Londrina, Sao Paulo, Porto Alegre, Montevideo, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza alentando a muchos jóvenes y matrimonios a decidirse por vivir radicalmente su fe; a comprometerse en la construcción de un ordenamiento cristiano de la sociedad y en el servicio público. Tras su regreso a Chile, comenzó a hacer clases en la escuela de ingeniería de la Universidad Católica. Creó un banco de libros para facilitar su adquisición a los estudiantes más necesitados y allí fue para muchos un ejemplo, un maestro y un amigo. A Mario Hiriart se le recuerda por su sonrisa; hombre culto, le gustaba la poesía, la música y el canto. Tocaba guitarra y tenía un especial gozo en la contemplación de la naturaleza. El Espíritu Santo lo condujo a una plenitud de la vida cristiana según el ideal que él mismo había asumido: ser “como María, Caliz vivo, Portador de Cristo”. Conoció el sufrimiento y la soledad. Su mala salud lo martirizaba con permanentes achaques, hasta que un cáncer oculto acabó por minar totalmente su físico. Murió en Milwaukee, Estados Unidos, el 15 de julio de 1964 y sus restos descansan tras el santuario de Schoenstatt en Bellavista, La Florida, Santiago de Chile.

Su causa de Beatificación En 1994 se inicia la causa de su beatificación y la Sacra Congregación para la Causa de los Santos en Roma lo reconoce el 21 de abril de 1995 como Siervo de Dios, atribuyéndole supuestos milagros, como el caso del ex-Ministro del Trabajo, Guillermo Tagle, en marzo de ese año.

Escritos.

El propio Mario Hiriart expresa en sus escritos sus principios religiosos:

""¿Qué significó para mi en ese entonces? Interiormente nada... la idea de hacer una consagración a Ti no revestía ningún valor especial. Así pues, hice la consagración simplemente, porque los otros lo iban a hacer, por seguir la corriente... no fui yo quien por propio impulso fue allá e hice mi consagración, sino que Tu me llevaste, tu me escogiste con un razgo de generosidad maternal" (Fragmento de "Diario Espiritual", 1949). Su deseo de ser santo, también lo expresó Hiriart en el libro mencionado:" Hacer lo ordinario en forma extraordinaria, por amor a Cristo, y a su santa madre, siendo de esta manera, un modelo de santo schoenstattiano en el mundo, la vida con Dios es verdaderamente bella y dolorosa"

"Yo soy ingeniero, he hecho planes, he planeado a lo largo de toda mi vida, ahora se cambian los papeles, sé que ahora debo dejar que sea el Padre el que tenga los planes, debo solamente cumplir su voluntad paternal"

Y en su última carta a su confesor, el Padre Humberto Andwanter, escrita, pocos días antes de que el muriera, Hiriart señala lo siguiente, refiriéndose al cáncer terminal que padece y a su sufrimiento:

" " No creas que me siento fuerte frente a esto, ni nada por el estilo, no creas que me duele, no creas que no tengo miedo, pues tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo, le tengo tanto apego a la vida, quisiera seguir viviendo, incluso uno encuentra tantas razones bonitas, así que no sólo humanamente hablando, sino que religiosamente hablando"

-"Mario Hiriart: El mensaje de un laico", de Ernesto Livacic Gazzano, Editorial Don Bosco, 1994.

-"Diario Espiritual" de Mario Hiriart, reeditado por la Fundación Mario Hiriart Pulido, en 1996

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